En el contexto de la dinámica socioeconómica de Cuba, el análisis actualizado a junio de 2025 refleja un entramado institucional diversificado y en evolución, que busca optimizar la gestión de activos, fomentar el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), y consolidar la integración del sector cooperativo y de la inversión extranjera en la economía nacional.
Para mediados de 2025, el total de entidades económicas registradas en Cuba alcanza las 20 090 unidades, incluyendo empresas estatales, sociedades mercantiles, cooperativas, empresas filiales, mipymes estatales y privadas, así como unidades presupuestadas. Este volumen representa un incremento progresivo en relación con años anteriores, confirmando la tendencia hacia una mayor pluralidad y heterogeneidad en la estructura económica cubana.
Las empresas estatales continúan siendo un pilar fundamental con 2 035 entidades, mientras que las unidades presupuestadas constituyen la forma predominante, con 9 660 unidades. Las cooperativas agropecuarias agrupan a 4 543 instituciones, reflejando el crecimiento y consolidación del sector cooperativo como componente vital para el desarrollo agroindustrial y rural.
La distribución provincial de estas entidades económicas manifiesta la concentración significativa en La Habana, con más de 6 000 unidades, seguida por territorios como Holguín, Granma y Santiago de Cuba. Estos datos resaltan el peso que tienen las capitales y zonas industriales en el entramado empresarial cubano.
Respecto a la actividad económica predominante, la agricultura, ganadería, caza y silvicultura lideran con más de 5 000 entidades, posicionándose como sectores estratégicos para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad económica. Le siguen las industrias manufactureras, la construcción, el comercio y el sector de hoteles y restaurantes, todos fundamentales para la economía nacional y el desarrollo integral del país.
El fomento a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) se refleja en la existencia de más de 2 200 unidades dedicadas principalmente al alojamiento y servicios de comida, y otras actividades comerciales y manufactureras. Esto denota una política activa de diversificación y dinamización del sector no estatal, con un impacto positivo en la generación de empleo y la oferta de bienes y servicios.
En paralelo, el sector cooperativo no agropecuario muestra una variedad creciente en áreas como hoteles y restaurantes, comercio, construcción y servicios empresariales, reafirmando el papel cooperativo como agente económico con identidad propia y capacidad transformadora.
En materia de inversión extranjera directa, al corte de junio de 2025 existen 374 entidades vinculadas, entre Capital Asiático Extranjeros Inversionistas (CAEI), empresas mixtas y totalmente extranjeras. La mayor concentración se manifiesta en sectores como hoteles y restaurantes, industrias manufactureras, construcción y comercio, consolidándose como un motor esencial para la incorporación de capital, tecnología y mejores prácticas en la economía cubana.
Geográficamente, la inversión extranjera se centra principalmente en La Habana y Artemisa, zonas con alta capacidad productiva e infraestructural, lo que favorece la atractividad para capitales foráneos.
La complejidad y diversidad del entramado institucional cubano demandan capacidades de gestión robustas y articuladas para maximizar los resultados productivos y sociales. Los ministerios de mayor peso en términos de entidades, como el Ministerio de Agricultura, Industria Alimentaria, Construcción, Energía y Minas, reflejan la prioridad sobre sectores con impacto directo en la economía real y el bienestar social.
Asimismo, el auge de nuevas formas de organización como las mipymes estatales y privadas y la creciente importancia de las cooperativas, presentan un desafío para la política económica en cuanto a la armonización de regulaciones, la facilitación de recursos y la creación de un entorno propicio para la innovación y productividad.
La arquitectura institucional y el panorama económico de Cuba a mediados de 2025 muestran una nación en transición hacia un modelo más diversificado, donde conviven sectores estatales, privados y cooperativos con un creciente flujo de inversión extranjera. Esta pluralidad constituye una base sólida para robustecer la economía nacional, siempre que se acompañe con políticas integrales que potencien la eficiencia, fomenten el desarrollo sostenible y promuevan la inclusión social.
En definitiva, la actualización cuantitativa y cualitativa de las entidades económicas y su distribución territorial y sectorial proporcionan un diagnóstico imprescindible para orientar el diseño de estrategias de desarrollo económico y social que respondan efectivamente a las necesidades y posibilidades de Cuba en el siglo XXI.
Fuente: Oficina Nacional de Estadística e Información, ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL, Junio 2025